Un reciente estudio ha llamado la atención sobre el coste medioambiental de estos modelos, y particularmente sobre su huella hídrica. Aunque podría parecer un tema secundario, no lo es. Se sabe que el agua será causante de los próximos conflictos globales y, de hecho, ya hay tensiones en torno a los recursos hídricos dentro de los propios países. A medida que la sequía se extienda, habrá una escalada geopolítica por un recurso fundamental para la vida, pero también para la competición tecnológica. Debe entrar en la ecuación.
La perspectiva sostenible es fundamental a la hora de desarrollar la tecnología. Los modelos neuronales como GPT-3 y GPT-4 que están detrás de los conocidos chats, junto con otras tecnologías como las criptomonedas, han sido objeto de crítica por sus emisiones de carbono. Pero, ¿qué hay del agua? ChatGPT necesita beberse medio litro de agua para tener una conversación de 50 preguntas. Hagamos los números con la cantidad de usuarios que tiene.
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