El trabajo científico analizó eventos de sequías e inundaciones extremas en todo el mundo, concentrándose en 45 “casos pareados”, es decir, que experimentaron dos desastres en el mismo lugar, pero separados por varios años (16 en promedio), para averiguar si las sociedades lograron estar mejor preparadas para el segundo evento que para el primero.
La investigación reveló que, a nivel global, la implementación de estrategias de gestión de riesgos en la gran mayoría de los casos disminuyó los impactos ocasionados por las inundaciones y sequías la segunda vez que se presentó el evento extremo. Sin embargo, cuando el segundo evento fue significativamente más peligroso que el primero los impactos en la comunidad fueron casi siempre mayores.
En todos estos últimos casos, medidas destinadas solo a la reducción de la vulnerabilidad de las zonas bajo riesgo de inundación o la construcción de embalses para mitigar los efectos de la seguía no fueron suficientes para disminuir los impactos.